martes, 25 de diciembre de 2007

T. S ELIOT

Son of man,                                  
You cannot say, or guess, for you know only
A heap of broken images, where the sun beats,
And the dead tree gives no shelter, the cricket no relief,
And the dry stone no sound of water. Only
There is shadow under this red rock,
(Come in under the shadow of this red rock),
And I will show you something different from either
Your shadow at morning striding behind you
Or your shadow at evening rising to meet you;
I will show you fear in a handful of dust.

lunes, 17 de diciembre de 2007

give the poem a chance, varón



el domingo a la tarde fuimos con mario a leer a ramos a un bar precioso que se llama funes, que nada tiene que ver con funes salvo la evidente y perfecta hominimia que los acomuna.

a la luz del Éxito, eran todas en contra: público lego que no lee ni escribe, sin promoción (ni siquiera un flyer digital!) (horror!), de visitantes beneath the blue suburban skies, sin haberle avisado a la gente amiga, sin el proyector que nos habían prometido, sin ale, sin sin sin. sin.

pero, cuando me ofrecieron un nesquik gratis todo pareció mejorar. algo incómodo, me sentía en inevitable diálogo con la categoría de *porteño*: ponía las patas sobre la mesa en un gesto soberano, me obligaban a apagar un tabaco condimentado, increpaba cordialmente a la banda de músicos para que arranquen ellos y así nosotros nos podríamos meter en medio de su performance, al modo de un interludio. el violinista, pseudocapanga de la horda susodicha, tuvo el descaro de insistir en que empezacemos nosotros. ¡habrase visto! íbamos fritos. si empezábamos nosotros nunca íbamos a empezar. y fijaos que lo que vino fue malo, no me quiero imaginar si el puntapié inicial hubiese estado a nuestro cargo. nos miramos con mario para después mirar al que parecía el segundón y cantante. creo que nuestra mueca era menos un pedido que un sincero descorazonamiento revestido de bravura. funcionó: enternecido, meramente confundido o tras un rédito ignorado, el segundón dijo: dale, dale, empecemos nosotros.

cuando lo vi, al muchacho que organizaba la tertulia, caí en cuenta de que debería autopresentarme: no parecía él muy dispuesto a calzarse la galera y salir al ladiesngentlemen.

mario, que a todo esto fatigaba gestos de multiculturalista visitante(?), revolvía sus manuscritos en busca de, según dijo, *un nuevo orden para las cosas, lahe, quiero que mis poemas barajen este mundo, que es el tuyo y que es el mío, que lo barajen como nunca antes*, y de repente se puso de pie sobre la mesa del patio y comenzó a recitar un poema de jorge teillier mientras marcaba los finales de verso con golpes de zapato: nesquik por todos lados, piel de gallina y el organizador que se tomaba las sienes aterrado por lo que suponía venir. al parecer, la mesa no era *a prueba de poetas* y no tardó en irse al diablo, los nesquiks a salvo por un servidor precavido. mario, desde el piso, continuaba con su recitado disimulando infructuosamente una mueca de dolor.

chicos, esta mesa la van a tener que pagar, dijo el organizador con una de las patas en la mano. bueno, pará, dije yo y agregué: primero me vas a_


continuará_

jueves, 13 de diciembre de 2007

miércoles, 5 de diciembre de 2007

en breve

porque sí

Soy vertical (Ezequiel Zaidenwerg por Sylvia Plath)

Pero preferiría ser horizontal.
No soy un árbol con raíces en el suelo,
que sorba minerales y amor maternal,
para que al llegar marzo sus hojas resplandezcan;
ni encarno la belleza de un jardín,
que atraiga exclamaciones y mueva a que lo pinten,
sin saber que muy pronto sus pétalos caerán.

Comparado conmigo, es inmortal el árbol.
Y una corola, no muy alta, pero más sorprendente,
y de uno anhelo la longevidad, y de la otra la audacia.

Esta noche, a la luz infinitesimal de las estrellas,
las flores y los árboles han estado esparciendo su refrescante aroma.
Yo camino entre ellos, pero ninguno se da cuenta.
A veces pienso en eso cuando duermo,
tengo que parecérmeles lo más posible:
pensamientos que se han ido empañando.
Yo, que estoy acostada, lo siento como algo natural.
Así es que el cielo y yo tenemos nuestras charlas,
y he de ser útil cuando yazca al fin:
por una vez, entonces, me tocarán los árboles, y tendrán tiempo para mí las flores.

hoy

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unas minas corrían a la parada del colectivo, una dejó caer un proverbio actual:


por correr a la parada el bondi no va a llegar antes


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